El Tintín de Spielberg, Jackson… y Hergé

Las aventuras de Tintín, por Andrés

Aseguraba un ya anciano Hergé (1907-1983) que el adecuado para narrar en la gran pantalla las aventuras de Tintín, su más popular personaje, era un entonces joven cineasta americano llamado Steven Spielberg. Y no se podría estar más de acuerdo. Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio es una delicia de película. Y yo aún diría más: una película deliciosa, que dirían Hernández y Fernández. Y tan fiel a los cómics como si el padre de Tintín hubiera estado presente en el rodaje, mimando los detalles.

Hace casi 30 años que Hergé dio su visto bueno a Spielberg. El tiempo que ha dedicado el de Ohio en dar con la tecla demuestra el empeño y cariño que ha puesto en la trilogía sobre las aventuras del periodista más famoso del mundo. Esta primera película es todo un espectáculo visual. Spielberg ha ido con todo, y ha utilizado la técnica de la captura de movimiento (como la de los videojuegos de fútbol), que dota de un enorme realismo a la animación al rodarse con actores reales y digitalizarse posteriormente. Con la ayuda de Peter Jackson, alumno aventajado, Spielberg ha rejuvenecido en esta cinta, que puede considerar de las mejores de su filmografía. No sólo por los deslumbrantes aspectos técnicos; el guión, brillante, es el mejor complemento posible para rodar una película tan grande. Casi perfecta. No resulta redonda por ciertas licencias, como la de cambiar el villano de la historia original, pero mejor huyamos de los purismos. Spielberg y Jackson (productor) han firmado un sobresaliente film de acción y aventuras, repleto de peleas, persecuciones, grandes (y fieles) personajes y ágiles diálogos, que no da un respiro. 107 minutos de pura satisfacción y disfrute, en los que se logra que olvidemos el cómic. La historia se basa en el número que le da título, que es la que soporta el peso, su continuación El secreto de Rackham, el Rojo, y El cangrejo de las pinzas de oro, en el que se conocen Tintín y el Capitán Haddock. Una pareja inigualable. Casi tanto como los torpes policías Hernández y Fernández. Habrá que esperar, por cierto, para ver al Profesor Tornasol, ausente en esta primera aventura.

Especialmente recomendada para la infancia. Esta máxima reza en la pantalla antes de iniciarse la que es sin duda una de las películas del año. Y la disfrutarán (grandes y pequeños), aunque llegue tarde a los niños, que apenas conocen ya al rubio reportero. Pero merece la pena intentarlo. Porque hay más que héroes con superpoderes y villanos que dejan tras de sí ríos de sangre. Tintín es un Indiana Jones europeo (y el arqueólogo de Spielberg es, a su vez,  herencia del periodista de Hergé). Un personaje grande e inolvidable; y éste, un título que no se pueden perder. Y yo aún diría más: imperdible.

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